Crónica Real Madrid vs Borussia Dortmund 22 de octubre de 2024

El Real Madrid consigue solventar una terrible primera parte en la que encajó dos goles anotando una manita en tan solo 33 minutos de la segunda mitad. Rudiger y Lucas Vázquez aportaron sus goles a la remontada a la que se unió un estelar Vinicius con un Hat-trick.
Todo el mundo conoce la magia del Bernabéu. Una mística que, aunque según la ciencia no existe, recorre por el cuerpo de cada uno de los madridistas todas las noches en las que ese himno tan reconocido suena. Y claro, de tantas veces que se repite la historia, uno puede pensar que llegará el momento en el que no ocurra. Este razonamiento se acentúa cuando termina una primera parte en la que ninguno de los jugadores da el nivel mínimo requerido por la competición, y el equipo se va al vestuario perdiendo por dos fallos defensivos aprovechados a la perfección por la delantera amarilla. Pero este escudo ha malacostumbrado a los aficionados a confiar hasta en el peor de los momentos. Esa mística junto con Tsunami Jr. arrolló a los alemanes tras el descanso.
Carlo Ancelotti aún no ha dado con la tecla y sigue en ese proceso de prueba después de dos meses de temporada. Esta vez quiso meter más control y prescindir de piernas. Tchouameni y Camavinga vieron el inicio del partido desde la banca, y en su lugar, entró un Luka Modric con la misión de hacer que la ausencia de Kroos se notase un poco menos. Quizás quitar a los dos jugadores de la plantilla que juegan en el puesto de pivote y probar con un Valverde en ese lugar no era buena idea, y por eso se vio a ese equipo que salió con ganas de controlar y se vio manejado.
La cosa está en que los primeros instantes del encuentro, los aficionados estaban satisfechos con lo que veían en el verde. Un Madrid mandón, con galones en el centro del campo y que salió un par de veces por las bandas con una velocidad vertiginosa. Se veía una solidaridad en el equipo que no se ha visto mucho esta temporada. Más tarde, rondando el minuto 20, un par de fallos en el pase y algunos balones demasiado largos precipitadamente hacia los extremos, empezaron a enfriar al equipo.
Lluvia ácida
Ese estado de enfriamiento en toda la estructura blanca propició la caída del rey de Europa. Un error de Lucas Vázquez al intentar sacar el balón jugado desde atrás, combinado con una gran jugada de pívot de fútbol sala del guineano Guirassy, para dejar el balón en bandeja a Malen, hizo que estallara ese sector amarillo de la grada con el primero del Dortmund al minuto 30. Instantes después, en el minuto 34, una gran cabalgada de Malen por la izquierda que, tras desbordar de manera exitosa a Mendy, sirve en bandeja el balón a Bynoe-Gittens que no desaprovecha la oportunidad y hace el segundo, un jarro de agua fría para todo el madridismo y en especial para Lucas, señalado en ambas jugadas.
Al Madrid no le quedó otra que atacar y empujar con el principal objetivo de que los más de los 60mil aficionados volvieran a tierra y dejaran ese silencio con pequeños pitidos fuera. De hecho, una jugada de los blancos acabó con dos disparos estrellados en el travesaño. Rodrygo en primer lugar, y Bellingham, aprovechando el rechace, se quedó a un paso de recortar distancias. La afición parece que volvía en sí pero un atrevido Dortmund, a través de un disparo de Julian Brandt contestado con una gran estirada de Courtois, sembró las dudas.
El despertar
El Real Madrid, obligado a responder a los tímidos pitidos a los zarpazos del equipo de Sahin, saltó al césped con los mismos once jugadores, pero con la mente completamente renovada tras la charla del míster. Un Sahin, que como le ocurre a muchos entrenadores, cayó en la trampa de quitar a un extremo (Gittens) por un defensa central (Anton) y cambió el sistema a uno cuyo objetivo era guardar el resultado. El equipo de Ancelotti, con las ideas más claras y acostumbrados a sobreponerse a este tipo de situaciones, empezó a asediar al Borussia con varios remates de Vinicius, Rodrygo o Lucas. Y de la nada, en un total de 3 minutos, El cuadro merengue consiguió empatar el partido con un remate de cabeza de Antonio Rudiger (60´) y un gol de Vinicius (63´)que subió al marcador con intriga tras ser anulado por un supuesto fuera de juego inexistente.
Como si Ancelotti fuera un mago y con dos movimientos de arriba debajo de su varita, contagió a todo un estadio Santiago Bernabéu y echó una terrible maldición al equipo visitante. El brasileño, como director de orquesta, supo cargar al equipo y tuvo una función de paraguas para frenar la lluvia amarilla. Ancelotti quiso meter más músculo en el centro del campo y metió a Camavinga en lugar de Modric mientras que el Dortmund cambió otra vez de sistema introduciendo a Beier en la banda derecha y volviendo a una defensa de cuatro donde Emre Can partía de lateral derecho.
Lo que tenía que pasar ahora es algo que también se repite siempre. Un intento de introducir el balón en la portería por parte de Beier es salvado de manera milagrosa por Courtois y segundos después, Lucas Vázquez aprovechó un balón en el área para reventar la red de Kobel. Y luego llegó ese momento que todo ama en una fiesta, la recena, promocionada por el Chef Vinicius. Iniciando una cabalgada desde área propia en la que deja en evidencia a un recién ingresado en el campo Emre Can, al que le saca varios metros en segundos, que culmina con un remate raso al palo derecho de la portería (85´). Siete minutos después, otra ola de Vinicius que mediante un juego de recortes y bicicletas arrasa con la defensa amarilla y bate por arriba a Kobel.
Un atracón blanco que no consigue silenciar esas dudas del equipo, pero que sirve de aviso al FC Barcelona y a cualquier rival que visite el Bernabéu. Una historia que se repite una y otra vez y parece que nunca dejará de repetirse.