Güler, Mbappé y Vinicius celebran un gol durante el partido entre el Real Madrid y el Celta en el Santiago BernabéuVictoria del Real Madrid sobre el Celta con goles y espectáculo: Güler marca, Vinicius brilla y Mbappé deja su huella. Análisis, goles y resumen del partido.

Dos goles del Celta amargaron la tarde a la afición blanca tras dos goles de Mbappé y uno de Güler

La noche en el Bernabéu empezó como empiezan los partidos importantes: con un rugido, con vértigo, con esa sensación de que todo podía pasar. El Real Madrid, obligado a no fallar, sacó la artillería contra el Celta para mantener viva la llama de la Liga. Y aunque el viento soplaba fuerte en el inicio, fue Arda Güler quien, con la calma de los distintos y la zurda de los elegidos, encendió la mecha blanca.

El joven turco, que parece haber llegado tarde a la temporada pero justo a tiempo para dejar su firma, abrió el marcador con un gol de esos que no se explican, se sienten. Una rosca perfecta, un disparo sin duda. Y, como si no fuera suficiente, también asistió en el segundo. Está escribiendo su carta de presentación con tinta dorada.

El Madrid, sostenido por la firmeza recuperada de Courtois y el músculo de Tchouaméni, aprovechó el espacio que le regaló un Celta valiente, casi ingenuo. Mbappé volvió a encontrar el terreno que necesita para ser letal. Su primer gol fue una postal: contra perfecta, remate seco, abrazos sentidos. El segundo, pura sincronía con Güler. Dos jugadores que no hablan el mismo idioma, pero sí el mismo fútbol.

El equipo de Ancelotti parecía encaminarse a una noche tranquila, de esas que permiten pensar en el futuro con los pies en alto. Pero en el Madrid no hay siestas, ni siquiera cuando el guion lo permite. Un córner que no fue, una serie de rebotes, y el Celta se acercó con un 3-2 inesperado que encendió las alarmas. Entonces apareció Aspas, el eterno duende celeste, para poner patas arriba los últimos minutos con su magia.

Courtois, como tantas veces, sostuvo el cielo blanco con paradas de otro mundo. Mientras tanto, la grada reclamaba penaltis que no llegaron y el equipo se refugiaba en su ventaja, sabiendo que más importante que gustar era ganar.

El Madrid, que parecía haberse complicado solo, acabó abrazado al resultado como quien sobrevive al temporal. Montjuïc ya se divisa en el horizonte. La bala de plata aún está en el tambor. Y Arda Güler, como un secreto a voces, amenaza con ser el inesperado protagonista del último acto.

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